Descripción
La meta del silenciamiento de nuestra mente es una vida de mayor calidad y fecundidad. Pensamos muchas veces que el silencio y la contemplación se contraponen a nuestra vida activa, profesional, a la tarea y servicio pastoral o social y es todo lo contrario, el silencio es fecundo y siempre nos lleva a los demás, mientras que el activismo desde nuestra mente enredada y/o ruidosa, no es más que una necesidad de nuestro propio ego.
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