Descripción
Descripción
Como el Hijo de Dios, varón de dolor y de duelos, el hombre y la mujer cristianos no están exentos de cargar la cruz por causa del Reino de los Cielos (Mt 16,24), de soportar desdichas, ni de transitar un laborioso y largo peregrinaje de sanación, a veces una autentica noche oscura del alma.
La realidad nos muestra que hay creyentes para quienes la fe, ante el mazazo de una tribulación, cuenta y mucho; para otros, descuenta; y para otros, no cuenta, ni descuenta.
¿Existe un paradigma cristiano a la hora de padecer? ¿Con que actitudes y aptitudes debe proceder un creyente para encarar su duelo por fallecimiento de seres queridos? ¿Con que recursos cuenta para prepararse; resistir, elaborar y sanar sus aflicciones? Es lo que vamos a desarrollar en estas líneas.
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